Gracias a los abortistas nuestro país ha dado con el argumento perfecto para solucionar algunos de los problemas más graves que afectan a nuestra sociedad. Veamos, para evitar los abortos clandestinos nos proponen que los legalicemos, en lugar de solucionar el problema lo llevan a la legalidad. Perfecto. Podríamos encarar la inseguridad con la misma solución, entonces cuando un menor o un marginal sale de “caño” de su barriada en lugar de reprimirlo deberíamos legalizarlo autorizándolo a robar, arma en mano, hasta una determinada cantidad de dinero fijada arbitrariamente por los legisladores. Como normalmente delinquen para pagarse la droga, el alcohol y la diversión, hagamos que el estado se los provea de forma gratuita e irrestricta y chau problema, habremos terminado con todos los inconvenientes de un plumazo. ¿No es la solución perfecta con la que todos soñamos?
José María Condomí Alcorta