Buenos Aires, 26 de junio de 2008.
Sr. Director:
El dueño del circo y su testaferro insisten en presentarnos una y otra vez la misma comedia, devenida en un triste grotesco, en la que sus malabaristas han perdido hace rato el equilibrio, los payasos hacen un lamentable papel y los ilusionistas ya no convencen a nadie con sus pobres actos que la realidad se encarga de descubrir a cada momento. Para peor, si intentamos mostrar nuestra disconformidad nos amenazan con las fieras que no por viejas conocidas son menos peligrosas. Pero a nosotros, los obligados espectadores, nos queda una esperanza, en el 2009 tendremos la oportunidad de decirle basta a buena parte de esta troupe y elegir otra, más seria y representativa de nuestros gustos e intereses, que logre poner freno a tanta prepotencia.
José María Condomí Alcorta
Submarinos
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